Preparemos las maletas y marchemos para siempre. Quítate ese traje,
Ángela. Y tú, ese vestido de cortinas, Isabel. Triunfaremos al salir de aquí. He de morir vieja y hastiada de pisar las tablas de los escenarios del mundo. He de envejecer entre bambalinas y viejas candilejas de los teatros de la tierra, maquillándome en polvorientos camerinos. He de hacer resonantes y triunfales Julietas, Ofelias, Margaritas. He de vivir de ciudad en ciudad. Las más atrayentes aventuras de amor ocurrirán en andenes desconocidos. La vida nos tendrá reservadas emocionantes sorpresas. No dudemos ni un momento. ¡Vamos, Isabel! Conquistemos la gloria y el mundo. Dejemos a la miserable provincia que entorpece nuestros vuelos con sus cómicos resentidos, y sus gentes llenas de envidia y de traición. No, no lo dudemos ni un momento. Mirad, tengo oro en las manos. Isabel, no lo dudes, te arrepentirás siempre. Tenemos muy poco tiempo. Salgamos pronto. Pronto.
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