Que soy la que roba la luna de noche por ver como brilla

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jueves, 26 de marzo de 2015

En realidad no hay nada que pueda revelar tantas pasiones ocultas como el teatro. Día Mundial del Teatro 27 marzo.

Los verdaderos maestros del teatro se pueden encontrar muy fácilmente lejos del escenario. Y por lo general no tienen interés en el teatro como máquina para reproducir convenciones y clichés. Buscan las fuentes de la pulsión y las corrientes vivas que evitan las salas de representación y a las multitudes que prefieren la copia de un mundo o de otro. Preferimos copiar en vez de crear mundos que inciten al debate con el público, que se centren en las emociones que se acumulan bajo la superficie. En realidad no hay nada que pueda revelar tantas pasiones ocultas como el teatro.A menudo vuelvo a la prosa como una guía. De vez en cuando me sorprendo pensando en escritores que hace casi un siglo profetizaron el declinar de los dioses europeos, y describieron el crepúsculo que hizo sucumbir a nuestra civilización en una oscuridad que aún espera ser iluminada. Estoy pensando en Franz Kafka, Thomas Mann y Marcel Proust, pero también incluiría hoy a John Maxwell Coetzee en este grupo de profetas.Su sentido común sobre el inevitable fin del mundo -no del planeta, sino del modelo de las relaciones humanas- y del orden social y el caos, es considerablemente actual para nosotros hoy día. Para nosotros que vivimos después del fin del mundo. Para nosotros que enfrentamos crímenes y conflictos que se encienden diariamente en nuevos lugares más rápido que los ubicuos medios de comunicación. Estos fuegos se vuelven aburridos muy rápidamente y desaparecen de las noticias, para nunca más volver. Y nos sentimos desprotegidos, horrorizados y acorralados. Ya no podemos construir torres, y las murallas que levantamos obstinadamente no nos protegen de nada -por el contrario, ellas mismas piden protección y cuidado, lo que nos hace consumir una gran parte de nuestra energía vital. Ya no tenemos la fuerza para tratar de mirar lo que hay más allá de las puertas, detrás de los muros. Y es precisamente por eso que el teatro debe existir y donde debe encontrar su fuerza. Mirar más adentro de lo permitido.“La leyenda busca la explicación de lo inexplicable. Está aferrada a la verdad y debe terminar en lo inexplicable”- así es como Kafka describió la transformación de la leyenda de Prometeo. Siento profundamente que esas mismas palabras deberían describir el teatro. Y ese tipo de teatro que se aferra a la verdad y termina en lo inexplicable es el que deseo para todos sus trabajadores, para los que están en el escenario y para los que están en el público. Lo deseo con todo mi corazón.Mensaje de 

Krzysztof Warlikowski

lunes, 18 de agosto de 2014

De Antonio Machado a Lorca


Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—.
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!...

lunes, 7 de abril de 2014

Vega y Altair

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, había una princesa llamada Orihime que le gustaba pasar sus días tejiendo todo tipo de telas a la orilla del río Amanogawa (Vía Láctea en japonés) para luego ofrecérselas a los dioses. Tejía tanto, tanto, que no tenía tiempo para nada más, y aunque disfrutaba, se sentía sola.
Su padre, el rey Tenkou (Rey celestial) preocupado por ella, quiso que conociera a Hikoboshi, un pastor que vivía al otro lado del río en el que Orihime tejía sus telas. Hikoboshi y Orihime se enamoraron nada más verse y, poco después, se casaron.
Se amaban tanto que empezaron a descuidar sus tareas; Orihime dejó de tejer, y Hikiboshi no guiaba a su ganado, que se desperdigó por todo el cielo. El rey Tenkou, enfadado por la irresponsabilidad de su hija y Hikiboshi decidió castigarles: los separó, poniéndolos a uno y otro lado de la Vía Láctea para que nunca más pudiesen estar juntos.
Hikiboshi y Orihime volvieron a sus respectivas tareas, pero estaban tan desesperados por la distancia que le rogaron al rey Tenkou volver a verse una vez más. El rey Tenkou, conmovido por el profundo amor de su hija y el pastor, tomó una decisión: Orihime y Hikiboshi podrían juntarse una vez al año, el séptimo día del séptimo mes.
Sin embargo, cuando los amantes lo intentaron, se dieron cuenta de que no podían cruzar el río que les separaba, Orihime lloró tanto que una bandada de urracas vino en su ayuda para formar un puente de alas por el que poder atravesar el Amanogawa. Las urracas les prometieron que volverían cada año con la condición de que no lloviese, en ese caso, deberían esperar al año siguiente.
Y así, los amantes, cada año, cuando cae el 7 de julio, cruzan la Vía Láctea y se reúnen en el cielo estrellado. Los amantes son las estrellas Vega y Altair.

lunes, 31 de marzo de 2014

Aniversario del nacimiento de Octavio Paz

Deja que una vez más te nombre, tierra.
Mi tacto se prolonga
en el tuyo sediento,
largo, vibrante río
que no termina nunca,
navegado por hojas digitales,
lentas bajo tu espeso sueño verde.

Tibia mujer de somnolientos ríos,
mi pabellón de pájaros y peces,
mi paloma de tierra,
de leche endurecida,
mi pan, mi sal, mi muerte,
mi almohada de sangre:
en un amor más vasto te sepulto.

jueves, 27 de marzo de 2014

Día Mundial del Teatro.

Bajo los árboles de pequeñas aldeas y sobre sofisticados escenarios en grandes metrópolis; en salones de actos de colegios y en campos y en templos; en suburbios, en plazas públicas, en centros cívicos y en los subsuelos de las ciudades, la gente se reúne en comunión en torno a los efímeros mundos teatrales que creamos para expresar nuestra complejidad humana, nuestra diversidad, nuestra vulnerabilidad, en carne y hueso, aliento y voz.
Nos reunimos para llorar y para recordar; para reír y contemplar; para aprender, afirmar e imaginar. Para maravillarnos ante la destreza técnica, y para encarnar dioses. Para dejarnos sin respiración ante nuestra capacidad de belleza, compasión y monstruosidad. Vamos para llenarnos de energía y poder. Para celebrar la riqueza de nuestras diferentes culturas, y para hacer desaparecer las barreras que nos dividen.
Donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible Espíritu de la Representación se manifiesta. Nacido de la comunidad, lleva puestas las máscaras y vestimentas de nuestras distintas tradiciones. Utiliza nuestras lenguas, ritmos y gestos, y abre un espacio entre nosotros.
Y nosotros, los artistas que trabajamos con este antiguo espíritu, nos sentimos impulsados a canalizarlo a través de nuestros corazones, nuestras ideas y nuestros cuerpos para revelar nuestras realidades en toda su cotidianeidad y su rutilante misterio.
[...]
Nosotros, los artistas de escenarios y ágoras, utilizamos el poder que tenemos: para abrir un espacio en los corazones y las mentes de la sociedad, para reunir gente a nuestro alrededor, para inspirar, maravillar e informar, y para crear un mundo de esperanza y colaboración sincera.
Brett Bailey.

viernes, 14 de marzo de 2014

Después del amor

No pudimos ser. La tierra
no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.
Un pie se acerca a lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio y nutrido.

El amor, pálido y solo.

Cansado de odiar, te amo.
Cansado de amar, te odio.

Llueve tiempo, llueve tiempo.
Y un día triste entre todos,
triste por toda la tierra,
triste desde mí hasta el lobo,
dormimos y despertamos
con un tigre entre los ojos.

Piedras, hombres como piedras,
duros y plenos de encono,
chocan en el aire, donde
chocan las piedras de pronto.

Soledades que hoy rechazan
y ayer juntaban sus rostros.
Soledades que en el beso
guardan el rugido sordo.
Soledades para siempre.
Soledades sin apoyo.

Cuerpos como un mar voraz,
entrechocado, furioso.

Solitariamente atados
por el amor, por el odio.
Por las venas surgen hombres,
cruzan las ciudades, torvos.

En el corazón arraiga
solitariamente todo.
Huellas sin compaña quedan
como en el agua, en el fondo.

Sólo una voz, a lo lejos,
siempre a lo lejos la oigo,
acompaña y hace ir
igual que el cuello a los hombros.

Sólo una voz me arrebata
este armazón espinoso
de vello retrocedido
y erizado que me pongo.

Los secos vientos no pueden
secar los mares jugosos.
Y el corazón permanece
fresco en su cárcel de agosto
porque esa voz es el arma
más tierna de los arroyos:

«Miguel: me acuerdo de ti
después del sol y del polvo,
antes de la misma luna,
tumba de un sueño amoroso».

Amor: aleja mi ser
de sus primeros escombros,
y edificándome, dicta
una verdad como un soplo.

Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, todo.
Miguel Hernández.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Mujer

No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe...

No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.

No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.

No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.

No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, jamás se regresa...

Martha Rivera Garrido.

martes, 18 de febrero de 2014

Rima LXXVII


Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón...; es una máquina,
que, al compás que se mueve, hace ruido.
 
Gustavo Adolfo Bécquer

martes, 11 de febrero de 2014

Estrellas fijas

III

¿Qué hado extraño
(¿fué ventura, fué desgracia?)
me condujo
aquella noche hasta el parque de las rosas que exhalaban
los suspiros perfumados
de su alma?
Ni una hoja
susurraba;
no se oía
una pisada,
todo mudo,
todo en calma,
todo en sueño
menos tú y yo (¡cuál me agito al unir las dos palabras!)
menos tú y yo. De repente
todo cambia.
De la Luna la luz límpida, la luz de perla se apaga,
el perfume de las rosas muere en las dormidas auras,
los senderos se oscurecen
expiran las violas castas,
menos tú y yo, todo huye, todo muere, todo pasa...
¡Todo se apaga y se extingue menos tus hondas miradas,
tus dos ojos donde arde
tu alma!
Y sólo veo entre sombras aquellos ojos...
¡Oh, amada!
¡Qué tristezas extrahumanas,
qué irreales
leyendas de amor relatan!
¡Qué misteriosos dolores,
qué sublimes esperanzas,
qué mudas renunciaciones
expresan aquellos ojos que en las sombras fijan en mí sus miradas!

Edgar Allan Poe

 

martes, 19 de noviembre de 2013

El amor

¿El amor? ¿Qué es el amor? ¿Un sentimiento? ¿Una decisión? Realmente cada quién lo define, lo interpreta de una manera distinta. En mi parecer, el único amor que hay es el de Dios, no hay otro, porque hasta donde he aprendido, el amor es incondicional, no falla, no traiciona, lo da todo. Y ese es Dios, el no hace daño, no te lastima, al menos eso es lo que pienso yo. -Debo aclarar que es mi punto de vista y nadie puede oponerse a ello.- 
Creo que todos alguna vez hemos dicho "Te Amo", pero si me pongo a analizarlo bien, me doy cuenta de que son solo palabras o, a veces, intentamos demostrarlo pero al final, tristemente, lo acabamos embarrando de una u otra forma. Siempre nos hacemos una idea clara de lo que es el amor, simplemente no amamos, ¡No amamos a nadie! Quizás apreciamos a nuestra familia, amigos, pareja, mascota.... pero vuelvo y digo ¡No amamos! ¿Por qué? Porque hacemos sufrir, tratamos mal, siempre herimos a la persona que decimos que amamos. Un día estamos bien con esa persona, le hacemos saber que es lo más importante, que nunca nos separaremos... pero al final, nuestras palabras resultan siendo nada más y nada menos que BASURA. 
Por eso, las muchas veces que os he dicho "te amo" y también cuando muchos de ustedes me lo han dicho a mi, se que no es verdad... para mi solo son.... palabras.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El cielo se pone gris porque no estás.





Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma. 
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma.
(Pablo Neruda)
(Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré)


jueves, 17 de octubre de 2013

Sarah Bernhardt

Sarah Bernhardt sabía bien cómo emocionar a su público. Una vez actuando en Rusia, recitó de un modo muy emotivo un poema que hizo llorar a 200 personas. Era un poema en francés y el público ruso no entendía las palabras pero sí las emociones, un lenguaje universal. Un duque ruso le pidió a la actriz un libro en el que estuviera ese poema... Nunca supo que en realidad Sarah no había recitado un poema... ¡en realidad era la tabla de multiplicar!
 

martes, 27 de agosto de 2013

La noche no quiere venir

    La noche no quiere venir


      La noche no quiere venir
      Para que tú no vengas
      Ni yo pueda ir.


      Pero yo iré,
      Aunque un sol de alacranes me coma la sien.


      Pero tú no vendrás
      Con la lengua quemada por la lluvia de sal.


      El día no quiere venir
      Para que tú no vengas,
      Ni yo pueda ir.
      Pero yo iré
      Entregando a los sapos mi mordido clavel.


      Pero tú vendrás
      Por las turbias cloacas de la oscuridad.


      Ni la noche ni el día quieren venir
      Para que por ti muera
      Y tú mueras por mí.

      Federico García Lorca.



miércoles, 31 de julio de 2013

AMOR AMOR AMOR



Esta noche pasaste por mi camino

y me tembló en el alma no sé qué afán,
pero yo estoy consciente de mi destino
que es mirarte de lejos y nada más.

No, tú nunca dijiste que hay primavera
en las rosas ocultas de tu rosal.
Ni yo debo mirarte de otra manera
que mirarte de lejos y nada más.

Y así pasas a veces tranquila y bella,
así como esta noche te vi pasar.
Más yo debo mirarte como una estrella
que se mira de lejos y nada más.

Y así pasan las rosas de cada día,
dejando las raíces que no se van.
Y yo con mi secreta melancolía
de mirarte de lejos y nada más.

Y así seguirás siempre, siempre prohibida,
más allá de la muerte, si hay más allá.
Porque en esa vida, si hay otra vida,
te miraré de lejos y nada más...


Jose Ángel Buesa

lunes, 29 de julio de 2013

Torre del Reloj








Las campanas de la Torre del Reloj




Bienvenida

Se me ocurre que vas a llegar distinta 
no exactamente más linda
ni más fuerte
                      ni más dócil
                                         ni más cauta
tan solo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero

después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco

yo nostalgio
tu nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie

tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros

no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
                   con hondura
                                       con franqueza

sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

(Mario Benedetti)



jueves, 27 de junio de 2013

Cortometrajes de Animación

La Luna (Pixar)



Paperman (Walt Disney)





Destino (Walt Disney & Dalí)



Dante Alighieri

Soneto

Amor brilla en los ojos de mi amada,
y se torna gentil cuando ella mira:
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.


Anochece si esconde su mirada,
y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.


Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,


y no sabe, almirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.


Dante Alighieri
Versión de: Alejandro Araoz Frazer





"PROGRAMA LA COLMENA" La onda de Bullas. Muy recomendable. 

http://www.4shared.com/mp3/nijLcWMj/LA_COLMENA-_LA_MUJER-.html

miércoles, 5 de junio de 2013

Bodas de Sangre


LEONARDO.-
Ya dimos el paso; ¡calla! 
porque nos persiguen cerca 
y to he de llevar conmigo.

NOVIA.-
¡Pero ha de ser a la fuerza!

LEONARDO.-
¿A la fuerza? ¿Quién bajó primero las escaleras?

NOVIA.-
Yo las bajé.

LEONARDO.-
¿Quién le puso al caballo bridas nuevas?

NOVIA.-
Yo misma. Verdá.

LEONARDO.-
¿Y qué manos me calzaron las espuelas?

NOVIA.-
Estas manos, que son tuyas, 
pero que al verte quisieran 
quebrar las ramas azules 
y el murmullo de tus venas. 
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta! 
Que si matarte pudiera, 
te pondría una mortaja con los filos de violetas. 
¡Ay, qué lamento, qué fuego 
me sube por la cabeza!

LEONARDO.-¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar 
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No to recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata 
mi sangre se puso negra, 
y el sueño me fue llenando 
las carnes de mala hierba. 
Que yo no tengo la culpa, 
que la culpa es de la tierra 
y de ese olor que te sale 
de los pechos y las trenzas.

NOVIA.-
¡Ay qué sinrazón! No quiero 
contigo cama ni cena, 
y no hay minuto del día 
que estar contigo no quiera, 
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva 
y te sigo por el aire 
como una brizna de hierba. 
He dejado a un hombre duro 
y a toda su descendencia 
en la mitad de la boda 
y con la corona puesta. 
Para ti será el castigo 
y no quiero que lo sea. 
¡Déjame sola! ¡Huye tú! 
No hay nadie que te defienda.

LEONARDO.-
Pájaros de la mañana 
por los árboles se quiebran. 
La noche se está muriendo 
en el filo de la piedra. 
Vamos al rincón oscuro 
donde yo siempre te quiera, 
que no me importa la gente 
ni el veneno que nos echa.

Federico García Lorca

domingo, 2 de junio de 2013

Poema de la despedida

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía. 
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós. 
No sé si me quisiste... No sé si te quería... 
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco, 
me lo sembré en el alma para quererte a ti. 
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco; 
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo, 
y el corazón me dice que no te olvidaré; 
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo, 
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida, 
mi más hermoso sueño muere dentro de mí... 
Pero te digo adiós, para toda la vida, 
aunque toda la vida siga pensando en ti.


Jose Angel Buesa

viernes, 17 de mayo de 2013

Leyenda japonesa

 «Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».

     Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo : «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.


Touch

“Hay un antiguo mito chino sobre el hilo rojo del destino. Dice que los dioses han atado un hilo rojo alrededor de cada uno de nuestros tobillos y lo han unido a todas las personas cuyas vidas estamos destinados a tocar. Este hilo se puede estirar o enredar, pero nunca se romperá. Todo está predeterminado por probabilidades matemáticas, y es mi trabajo vigilar esos números, para hacer las conexiones por los que necesitan encontrarse… aquéllos cuyas vidas necesitan tocar.” – Jake Bohm

lunes, 29 de abril de 2013

23 de Abril-Día del libro- Don Quijote de la Mancha




En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
–La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubrieron treinta, o poco más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.
–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:
–Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
–Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí a caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.
Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
–¡Válgame Dios! –dijo Sancho–. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
–Calla, amigo Sancho –respondió don Quijote–; que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
–Dios lo haga como puede –respondió Sancho Panza.
Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino […].

Miguel de Cervantes. 


viernes, 19 de abril de 2013

Volverán


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el alba en sus cristales,
jugando llamarán;

pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores abrirán;

pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...,
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!

Gustavo Adolfo Béquer

lunes, 1 de abril de 2013

No es que muera de amor, muero de ti.



    Muero de ti, amor, de amor de ti,
    De urgencia mía de mi piel de ti,
    De mi alma de ti y de mi boca
    Y del insoportable que yo soy sin ti.
    Muero de ti y de mí, muero de ambos,
    De nosotros, de ese,
    Desgarrado, partido,
    Me muero, te muero, lo morimos.


    Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
    En mi cama en que faltas,
    En la calle donde mi brazo va vacío,
    En el cine y los parques, los tranvías,
    Los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
    Y mi mano tu mano
    Y todo yo te sé como yo mismo.


    Morimos en el sitio que le he prestado al aire
    Para que estés fuera de mí,
    Y en el lugar en que el aire se acaba
    Cuando te echo mi piel encima
    Y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
    Dichosa, penetrada, y cierto, interminable.


    Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
    Entre los dos, ahora, separados,
    Del uno al otro, diariamente,
    Cayéndonos en múltiples estatuas,
    En gestos que no vemos,
    En nuestras manos que nos necesitan.


    Nos morimos, amor, muero en tu vientre
    Que no muerdo ni beso,
    En tus muslos dulcísimos y vivos,
    En tu carne sin fin, muero de máscaras,
    De triángulos obscuros e incesantes.
    Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
    De nuestra muerte, amor, muero, morimos.


    En el pozo de amor a todas horas,
    Inconsolable, a gritos,
    Dentro de mí, quiero decir, te llamo,
    Te llaman los que nacen, los que vienen
    De atrás, de ti, los que a ti llegan.
    Nos morimos, amor, y nada hacemos
    Sino morirnos más, hora tras hora,
    Y escribirnos y hablarnos y morirnos.  

    Jaime Sabines