Que soy la que roba la luna de noche por ver como brilla

Seguidores

lunes, 1 de abril de 2013

No es que muera de amor, muero de ti.



    Muero de ti, amor, de amor de ti,
    De urgencia mía de mi piel de ti,
    De mi alma de ti y de mi boca
    Y del insoportable que yo soy sin ti.
    Muero de ti y de mí, muero de ambos,
    De nosotros, de ese,
    Desgarrado, partido,
    Me muero, te muero, lo morimos.


    Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
    En mi cama en que faltas,
    En la calle donde mi brazo va vacío,
    En el cine y los parques, los tranvías,
    Los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
    Y mi mano tu mano
    Y todo yo te sé como yo mismo.


    Morimos en el sitio que le he prestado al aire
    Para que estés fuera de mí,
    Y en el lugar en que el aire se acaba
    Cuando te echo mi piel encima
    Y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
    Dichosa, penetrada, y cierto, interminable.


    Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
    Entre los dos, ahora, separados,
    Del uno al otro, diariamente,
    Cayéndonos en múltiples estatuas,
    En gestos que no vemos,
    En nuestras manos que nos necesitan.


    Nos morimos, amor, muero en tu vientre
    Que no muerdo ni beso,
    En tus muslos dulcísimos y vivos,
    En tu carne sin fin, muero de máscaras,
    De triángulos obscuros e incesantes.
    Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
    De nuestra muerte, amor, muero, morimos.


    En el pozo de amor a todas horas,
    Inconsolable, a gritos,
    Dentro de mí, quiero decir, te llamo,
    Te llaman los que nacen, los que vienen
    De atrás, de ti, los que a ti llegan.
    Nos morimos, amor, y nada hacemos
    Sino morirnos más, hora tras hora,
    Y escribirnos y hablarnos y morirnos.  

    Jaime Sabines

No hay comentarios: