Que soy la que roba la luna de noche por ver como brilla

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jueves, 15 de diciembre de 2011

Ludovico Buonarroti; el padre de Miguel Ángel; era un hombre rico que no entendía la genialidad de su hijo y le pegaba. ¡Ningún hijo suyo se ganaría la vida con las manos! Así que Miguel Ángel aprendió a no utilizarlas.
Años después un príncipe visitó su estudio, y se encontró al maestro mirando un bloque de unos 5 metros y medio. Entonces supo que los rumores eran ciertos... Miguel Ángel iba allí cada día desde hacía cuatro meses, miraba el mármol y se volvía a casa. El príncipe le hizo una pregunta obvia.
-¿Qué estais haciendo?.-
Miguel Ángel se volvió, lo miró y susurró: -Estoy laborando, trabajando.
Tres años después ese bloque de mármol se convirtió en el David.

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